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Guía básica de los superalimentos 2/2

cuales son los superalimentos

Los superalimentos son aquellos que ayudan a combatir infecciones, contribuyen a quemar grasa, son complejos y pueden ayudar a mejorar ciertas condiciones médicas por su riqueza nutricional. Son alimentos altos en antioxidantes, vitaminas, minerales, etc. sin perjuicio para nuestra salud. Recuerda de leer la primera parte de Guía básica de los superalimentos 1/2.

No se tratan de alimentos o remedios mágicos que curan todas las enfermedades, pero si son complementos alimenticios perfectos que requieren toda dieta alimenticia equilibrada.

Te invitamos a conocer la segunda parte de esta pequeña guía de algunos superalimentos que serán muy beneficiosos para tu salud.

 

Maíz morado

En la rica y cada vez más reconocida gastronomía peruana, continúa usándose en el día a día para elaborar maravillosos sorbetes, postres y refrescos como la chicha morada.

Propiedades del maíz morado

Las sustancias que producen su característico color son las antocianinas, como en los arándanos o las berenjenas, pero en el maíz se encuentran en una concentración extraordinaria. Las antocianinas destacan por su poder contra los radicales libres que pueden dañar los tejidos en cualquier parte del organismo.

Las antocianinas protegen y favorecen la regeneración de los tejidos que forman los vasos sanguíneos. Por eso se consideran beneficiosas para la salud cardiovascular.

También mejoran la agudeza visual, porque regeneran la rodopsina, una proteína que es… ¡de color púrpura! Este se encuentra en los bastones de la retina, donde re sulta esencial para ver con poca luz. También reducen el riesgo de cataratas y de degeneración macular, principal causa de ceguera entre ancianos.

El maíz morado es el alimento con mayor concentración de antocianinas. Puedes compararlo en la siguiente lista:

  • Maíz morado: 1680 mg
  • Aronia: 1480 mg
  • Uva roja: 888 mg
  • Berenjena (solo piel): 750 mg
  • Frambuesa azul (moras grandes): 589 mg
  • Arándano azul: 558 mg
  • Cerezas: 350 mg
  • Açaí: 320 mg
  • Moras Marion (bayas Marion): 317 mg

 

Bayas de Goji

Proceden del Himalaya y durante siglos las bayas de Goji, estos pequeños rubíes rojos, han sido el secreto de una vida longeva y de un sistema inmunitario excelente.

Conocida como la fruta de la inmortalidad, estas pequeñas “pasas” alargadas son una muy buena fuente de proteína vegetal completa (el 15% de su composición), ya que aportan los ocho aminoácidos esenciales.

Contienen, además, un 10% de fibra, un 65% de carbohidratos y solo un 10% de grasas, en su mayoría insaturadas, y principalmente ácido linoleico.

Las bayas de goji proporcionan también una lista interminable de micronutrientes, como vitaminas del grupo B (tiamina o B1 y riboflavina o B2), vitamina C y potentes antioxidantes carotenoides como el licopeno, la luteína y la zeaxantina; estos dos últimos, conocidos por sus beneficios para mejorar la visión.

Contienen asimismo minerales como potasio, magnesio, calcio, hierro y zinc.

Azúcar de coco

La gran ventaja de este azúcar es que se trata de un producto integral que, cuando se produce según los sencillos métodos tradicionales, conserva prácticamente todas sus vitaminas y minerales, que no son pocos.

Esto lo convierte en un edulcorante muy superior al azúcar blanco (carente de nutrientes vitales), pues contiene minerales como el fósforo, el magnesio o el zinc, así como vitaminas del grupo B.

El azúcar de coco posee un índice glucémico bajo (entre 35 y 54, según los estudios), solo mejorado por el sirope de ágave (30) o la excepcional stevia (0). Esta cualidad favorece un suministro regular de energía, lo que mejora el funcionamiento del cerebro, reduce la inflamación y evita los desagradables bajones de energía (siempre que se consuma en pequeñas cantidades y, a ser posible, junto con otros alimentos ricos en fibra).

Una buena parte de sus ventajas son debidas a la presencia de inulina, que enlentece la absorción de glucosa, reduce los niveles de colesterol, favorece el desarrollo de la flora intestinal beneficiosa y mejora la absorción de minerales y vitaminas. Pero sus niveles de fructosa son altos, por lo que no es un alimento del que se deba abusar.

Pero el azúcar de coco no solo aporta calorías. También es rica en sustancias beneficiosas, como minerales y vitaminas del grupo B.

100 g de azúcar de coco contienen:

  • Calorías: 400
  • Sacarosa: 71%
  • Fructosa: 3%
  • Glucosa: 3%
  • Inulina: 4,3 g
  • Zinc: 92 mcg
  • Hierro: 2,1 mg
  • Polifenoles: 150 mg
  • Cobre: 2,3 mg
  • Potasio: 715 mg

Cúrcuma

La cúrcuma (Curcuma longa), una raíz de la familia del jengibre, nos puede ayudar con su poder antiinflamatorio. Su color amarillo anaranjado se lo debe a la curcumina, el fitoquímico que le otorga esa acción antiinflamatoria, pero también antioxidante y estabilizadora de los niveles de azúcar en sangre.

La cúrcuma es muy apreciada por sus múltiples efectos saludables. Pero es muy importante acompañarla de pimienta negra. Gracias a la piperina, su compuesto picante, aumenta la absorción de la cúrcuma alrededor del 158%.

El poder antiinflamatorio de la curcumina se ha comparado con fármacos a los que iguala en efecto antiinflamatorio. Por ello se aconseja para el dolor articular, en artritis o gota; o muscular, tras el deporte o una lesión.

Los componentes de la cúrcuma también han demostrado mejorar la función del hígado y reducir los niveles de toxicidad del cuerpo humano. Esto se debe a la estimulación del sistema linfático, que facilita la eliminación de desechos.

Protege el corazón por partida doble. La vitamina B6 inhibe la producción de homocisteína, que al dañar las paredes celulares puede conllevar problemas al corazón, y la curcumina ha demostrado reducir el colesterol.

La cúrcuma, uno de los ingredientes principales del curry, es idónea para condimentar tus platos. También puedes agregarla a zumos y batidos.

Puedes obtener curcumina en dosis altas, concentradas y de forma práctica a través de cápsulas

Ajo

Con más de 5.000 referencias científicas, el ajo es una de las plantas más estudiadas. Sus propiedades lo convierten en uno de los mejores ejemplos para validar el aforismo hipocrático de que el “alimento sea tu medicina y la medicina, tu alimento”.

La planta del ajo pertenece a la familia de las liliáceas, como la cebolla y el puerro. Aunque se cree que es originaria de Asia Central, llegó a Oriente Medio hace unos cuatro mil años y hoy se cultiva en todo el mundo.

Se planta en invierno y el bulbo, la cabeza formada por los identes de ajo, se cosecha a la entrada del verano.

Los dientes de ajo contienen entre un 0,2% y un 0,3% de aceite esencial: garlicina, aliína o sulfóxido de alilcisteína (1%), que al ser hidrolizada por la aliinasa produce alicina.

Esto se produce al machacar o masticar el ajo fresco. La alicina le da al ajo su olor y sabor característicos, y se transforma rápidamente en disulfuro de alilo y otros compuestos azufrados volátiles que son los principales responsables de los efectos beneficiosos.

Además contiene fructosanas, oligosacáridos que alimentan la microbiota intestinal beneficiosa, relacionada con una buena salud general.
Asimismo posee enzimas –peroxidaxas y lisozimas, entre otras– indispensables para que se produzca la acción medicinal del ajo.

Con solo 135 calorías por 100 gramos y un 64% de agua, el ajo aporta un 6% de proteínas, un 27,5% de hidratos de carbono, un 0,1% de grasas y un 0,7% de fibra, lo que lo convierte en un alimento saludable que enriquece la dieta.

Contiene asimismo pequeñas cantidades de hierro, silicio, azufre, yodo, manganeso, selenio y vitaminas B1, B2, B6 y C.

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